La vida no siempre sigue el plan que imaginamos.
A veces, los caminos se desvían, los sueños se detienen y el corazón se llena de preguntas sin respuesta.
Pero incluso en medio de la confusión, Dios sigue siendo Dios.
Él no pierde el control, aunque tú sientas que todo se desmorona.
Tus lágrimas no son invisibles para Él, y tu fe —aunque pequeña— mueve Su corazón.
Confiar en Dios no significa entenderlo todo; significa descansar en quien Él es.
Es creer que aunque no veas el final, Él ya escribió un propósito perfecto.
Es soltar tu ansiedad, y decirle con el corazón: “Señor, no entiendo lo que haces, pero confío en Ti”.
El enemigo quiere que te rindas en la espera, pero Dios te dice hoy: “Sigue creyendo, porque lo que tengo preparado para ti es mayor que lo que perdiste.”
No todo está perdido. No todo terminó.
Lo que viene es parte del cumplimiento de una promesa que Él ya declaró sobre ti.
“Confía en el Señor con todo tu corazón y no dependas de tu propio entendimiento.” — Proverbios 3:5
Más historias
✨ La fe abre caminos ✨
Tu proceso no es castigo.
Dios no se olvida de ti.